sábado, 20 de julio de 2024

NO NECESITO NADA

Esta semana nos encontramos  un pequeño grupo de amigos para “desatrasar el cuaderno” 

Buenos cócteles , buena música , excelente conversación , risas… era una noche perfecta 

Cuando terminó de sonar la canción de Juanes : A Dios le pido, un amigo  preguntó qué es lo que le pediríamos a Dios ,a la vida. Carla que es muy espontánea , levantó las manos al cielo y, gritó: "¡Yo le pido plata!". Óscar, que está viviendo un buen momento en su carrera, dijo:"Yo le pido éxito". David en  su lugar, “pido amor", pues sueña con tener una pareja europea. Finalmente, Kate, quien perdió a su hijo de 17 años hace unos meses, dijo en voz baja: "Yo le pido paz". Cuando fue mi turno, me di cuenta de que en ese momento lo tenía todo, que no necesitaba pedirle nada a Dios ni a la vida. En ese instante sentí, sobre todo, gratitud. "Yo ya encontré".le dije  a mis amigos.

Jorge Iván , un exitoso empresario, me miró y me preguntó: "¿Lo tienes todo?". "No todo", le contesté, pero lo suficiente para estar feliz". Porque claro, uno siempre puede querer más dinero,éxito,salud,amor. Siempre se puede evolucionar y aspirar a alcanzar niveles más altos de sabiduría y libertad interior, pero la tranquilidad ,no tiene precio. 

Uno nunca termina de crecer y trabajar en sí mismo. Pero en ese momento me sentí libre y aún hoy me siento libre de deseos y atajos. Era un instante de puro placer. Creo que Epicuro,uno de los fundadores del hedonismo, hubiera estado de acuerdo conmigo.

Porque el placer no tiene que ver con los excesos y el libertinaje, con los cuales equivocadamente confundimos al hedonismo. Más bien, el placer que nos propone Epicuro tiene que ver con la ausencia de sufrimiento y la tranquilidad del alma (ataraxia). Tiene que ver con la libertad. Es este placer el que nos conduce a la felicidad duradera y a un estado de paz.

Es la posibilidad de disfrutar de unos cocteles en compañía de amigos, de contemplar la va riedad de sabores  en un plato de carne, de sentir la hierba húmeda bajo los pies descal-zos, de recibir un abrazo y dar un beso. No niego que el planteamiento de los estoicos (tan de moda hoy) sobre la importancia de cultivar el autocontrol, el discernimiento, la claridad mental y la aceptación no sean actitudes importantes por desarrollar. Pero con la acumulación de años, me estoy volviendo más epicúreo que estoico. Porque la experiencia me dice que es más sostenible y efectivo evolucionar cultivando el placer epicúreo que la práctica de la virtud estoica. Creo que estaríamos más en paz con nosotros mismos y con los demás al reconocer que nacimos para el placer y no para el sacrificio. Es lo que le podemos pedir a la vida 


Como siempre : 

PERDONEN LA POQUEDAD 

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